martes, 31 de marzo de 2015

Elementary


Creador: Robert Doherty (sobre los personajes de Arthur Conan Doyle)


Reparto: Jonny Lee Miller (Sherlock Holmes), Lucy Liu (Joan Watson), Aidan Quinn (Cap. Tom Gregson), Jon Michael Hill (Det. Marcus Bell).


País: EE. UU.



Recientemente recuperado de su caída en desgracia por su adicción a las drogas, Sherlock Holmes se establece en Nueva York para comenzar de nuevo. El mismo día de su salida del centro de rehabilitación, cuando está preparado para retomar su carrera de investigador independiente para el departamento de policía, hace su aparición la ex cirujana Joan Watson, contratada por el padre de Sherlock para ayudarle a mantenerse limpio...


AVISO: SPOILERS


Recuerdo que cuando oí hablar de que se preparaba esta nueva versión de Sherlock Holmes puse los ojos en blanco. Claro, pensé (como todo el mundo), ahora que la BBC tiene Sherlock, que es un exitazo, los americanos quieren sacar tajada, y encima llevándoselo a su terreno. Anda, y han convertido a Watson en una mujer, ¿se puede ser más patético?

La cuestión es que cuando me enteré de que el protagonista iba a ser Jonny Lee Miller, uno de mis actores fetiches, me dije bueno, veré el piloto al menos. A ver realmente qué es lo que han hecho con uno de los personajes más conocidos a nivel mundial y que pretende rivalizar con la versión británica...

Tate, que me gustó.

Para empezar, de parecida con la de BBC no tiene nada más que el nombre del protagonista, porque ni en el carácter se parecen. Cierto, los dos son unos listillos irritantes a veces, pero el Sherlock de CBS para mi gusto (y contra lo que suele decirse) es bastante más parecido al original que el de BBC. 

Oh, blasfemia... herejía... ¿En qué me baso para decir tamaña calumnia? Pues a que el Sherlock de BBC es un hombre frío, arrogante, menospreciativo, prácticamente insensible a todo lo que no sea su trabajo. Creo que se denominó a sí mismo en un episodio "un sociópata con habilidades". Ah, y también dicen que es virgen.

Vale, pues ese no es Sherlock Holmes, lo siento mucho. El Holmes de Conan Doyle es de naturaleza melancólica, un poco bipolar, cortés, extravagante; sí, vive en su mundo y puede ser hiriente en su sinceridad, pero se preocupa de sus clientes, no sólo de los misterios que le llevan. Además, es adicto a la cocaína, fuma opio, boxea y no le interesan las mujeres en cuanto a que es un hombre más racional que emocional.

Y este, señores, es el Sherlock de CBS. Que sí, que lo han tatuado (bueno, Miller venía así de fábrica); que le han convertido en un putero, pero sinceramente ¿un hombre cuya entrepierna nunca se queja? Ni de coña, y es detective, no cura; que sí, que lo han sacado de su 221B y hasta de su Londres natal. Pero ¿en serio eso son cambios tan enormes? Para mí no hacen sino enriquecer al personaje y darnos una visión nueva de algo tan conocido; o pretendidamente conocido, pues muchos de los que tanto lo han criticado estoy segura de que en su vida han leído una de las historias originales.

Algo más que agradezco, por cierto, es que no hayan tomado ninguna de estas para versionarlas en la serie. En lugar de eso tenemos el típico procedimental, donde cada episodio nos presenta un caso diferente. La única excepción es la aparición de Irene Adler, pero tampoco se parece a la de los relatos pues como en todas las versiones modernas desde la de Guy Ritchie (o a lo mejor alguna anterior, la verdad es que estoy lejos de haber visto todas), la Mujer se convierte en un interés romántico del protagonista. La única que logra encandilarlo haciendo que en ocasiones pierda la razón, y esto no es lo que pasaba en la obra de Conan Doyle, pues Irene Adler era simplemente una de las cinco personas que lograron derrotar a Holmes en su propio juego: la inteligencia. Era especial sencillamente porque fue la única mujer que encontró a su altura, dado que hasta entonces había considerado al otro sexo demasiado emocional como para sobresalir intelectualmente. 

¿Machista? Pues sí, pero era el siglo XIX. Ahora en el XXI hemos visto a Irenes Adler pícaras, inteligentes y que descolocan a Holmes, pero no hasta el punto de hacerle perder la cabeza. En Elementary van más allá y Sherlock se enamora perdidamente de alguien tan a su altura (como descubrimos al final) que parece hasta lógico, pues esta serie no se limita a presentarnos una Irene Adler astuta, sino mucho más. La debilidad y la némesis del protagonista en una única persona cuyo alias es... Moriarty. 

Brillante giro de acontecimientos que confirma la importancia de lo femenino en la serie, pues si el único amor y peor enemigo de Sherlock es una mujer y si admite sin tapujos que disfruta del sexo sin compromiso, la única persona que llega a calarle y en quien encuentra un remanso de paz es Joan Watson. Su mejor amiga.

Lo que al principio me pareció un giro de tuerca innecesario, ahora me parece una interesante manera de darle a Holmes una nueva perspectiva, una visión que sólo puede alcanzar una mujer pues inevitablemente unos y otras nos fijamos en cosas distintas. Watson va haciéndole reflexionar sobre sí mismo y los demás, y gracias a ella es capaz de enfrentarse a muchos demonios. Como los Watson y Holmes originales, el primero suele dar con la clave del misterio de turno sin proponérselo, y el segundo ofrece interesantes historias en las que participar, pero en Elementary ambos juegan a ser un apoyo el uno del otro; ella de los fantasmas de Holmes, él de las inseguridades de Watson. Una pareja que se complementa perfectamente y a la que no hace ni pizca de falta una tensión sexual que, aleluya, han decidido no darles.

Las adiciones originales a la historia las encontramos en las formas de dos miembros del departamento de policía de Nueva York. El capitán Gregson (basado en otro personaje de las novelas) es un antiguo conocido de Sherlock, lo aprecia y respeta su habilidad en su justa medida, lo mismo que el detective Bell, quien aunque empieza escéptico pronto se da cuenta de que Holmes no habla por hablar. No son los típicos estúpidos que no creen las teorías de Holmes hasta que no tienen las pruebas en las narices, ni tampoco unos muñecos sin personalidad que sólo se maravillan de la prodigiosa inteligencia con que Sherlock les ha bendecido. Buenos complementos a la pareja protagonista, que ayudan cuando deben hacerlo lo mismo que discuten si lo creen necesario.

Lo último a resaltar es la cabecera de la serie con música de Sean Callery (bien conocido por su trabajo en 24), que da una muestra de lo que es la lógica para atrapar al malo de una manera muy original.


Conclusión

Una buena serie para ver sin hacer comparaciones, que son odiosas, y disfrutar de una hora de misterio, buen humor y la estupenda presencia de Jonny Lee Miller (lo cual a mí ya me vale).

Mi puntuación: 8

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