jueves, 13 de enero de 2011

Rutina

Viernes por la mañana. Jade abrió los ojos y suspiró mirando la hora que marcaba el despertador. Siete en punto, empezaba un nuevo día.

La rutina a veces estaba bien; otras, era agotadora. Ducha, desayuno, arreglarse y marchar, una y otra vez cada mañana. Agarrada a la barra del autobús, pensaba en que aquel día por fin tenía clase de baile y se relajó con los ojos cerrados hasta que llegaran a su parada, la última del recorrido.

Todo había sido mucho más difícil desde que volvió, claro. Se cansaba antes, a veces sufría dolores donde nunca los había tenido. Intentaba no pensar mucho en ello pues quejarse, aunque fuera por dentro, era una pérdida de tiempo y más sabiendo que la alternativa era simplemente no estar allí.

Allí, ni en ningún sitio. Sí, estar viva era lo que contaba. Y además, ahora tenía ese secreto. Contuvo una sonrisa al pensar en ello. Entonces, el autobús llegó a su destino.
La jornada pasó velozmente y cuando se quiso dar cuenta ya estaba en la escuela de danza. Sus compañeras aún se sorprendían cuando la veían aparecer, pues ya no era capaz de seguir el ritmo de antes.

Consecuencias. Irremediables, qué se le va a hacer. Por eso siempre se alegraban de verla, aunque hubiera asistido sin falta cada día durante semanas.

—Hoy terminamos la coreografía —iba diciendo una—. Estoy deseando.
—Yo también, me encanta la canción —decía otra—. Jade, ¿no te recoges el pelo?

Ella se llevó la mano a la cabeza maquinalmente. Durante mucho tiempo había llevado el cabello bastante corto y siempre suelto, pero hacía dejado de ir a la peluquería y ahora empezaba a molestarle cuando hacía alguna actividad física; aunque no le gustaba tener que recogérselo no le quedaba más remedio, para eso siempre llevaba un coletero por algún lado.

—Adelantaos, vuelvo un momento al vestuario.

Llegó corriendo y, tras un poco de búsqueda, lo encontró al fondo de su bolsa de deporte. Se hizo una cola de caballo rápidamente y se volvió para salir. Él entraba en ese momento.

Lo reconoció de inmediato por el escalofrío que le recorrió la espina dorsal. Él también la reconoció a ella, pero no tuvo tiempo de reflexionar sobre si había ido allí específicamente para buscarla. A veces pasaba, al fin y al cabo, eran capaces de sentirse si se concentraban. Movida por reflejos se apartó de la pared mientras él mostraba una sonrisa maligna. Dos segundos después, Jade tenía sangre en un labio.

Al fondo empezó a oírse la canción de la coreografía. Jade no la escuchaba, era incapaz de atender a ningún sonido más allá de la respiración de su adversario...


¿Alguien quiere saber cómo acaba? Estáis invitados a mi web ;)

2 comentarios:

General Failure dijo...

eso es trampa!!

Me dejas con la miel en la boca!!! y cuesta tanto hacer click....


TENTADORA!!

Lady Victoria dijo...

Ahhh... se siente xD