Son las 3:17 y aquí estoy en Campello habiendo recibido al fin mi bautismo en el mar Mediterráneo. Hemos ido a la playa por la mañana y por la tarde y el agua estaba muy bien de temperatura. Mi recuerdo de infancia del agua de las piscinas era frió y gélido. Lo pasaba tan mal que me quite de natación por el frío. Quien me ha visto y quien me ve, ahora duermo todo el invierno con la ventana abierta para estar fresquito, odio los sitios con calefacción y me muero de calor en verano. Y aun así aquí estoy, en una casa a primera linea de playa. Ha hecho mucho sol pero no mucho calor y en todo momento he ido untadisimo de crema solar factor 50, para preservar mi pálida piel del dañino sol. Solo se me han quemado las piernas un poco, lo que es un gran logro.
También he jugado muchísimo con Nico, el hijo de 2 años de mi amigo Borja, nos lo hemos pasado en grande con los coches, la pelota, la arena, el agua y la calle. Es un niño genial, es todo el rato el centro de atención de todos los adultos y aun así es cariñoso, divertido y muy simpático. Un angelete con una sonrisa muy picara al que no paro de llamar como a mi gato, Nilo. Como curiosidad los dos pesan diez kilos justos.
He comido una ensalada de arroz aliñada como una ensalada de lechuga muy rica que ha hecho Ana, la suegra de Borja que es un cielo de mujer y he cenado una pizza vegetariana gigante en un restaurante y un helado de Ferrero Roccher super avellanado riquísimo.
Después de comer me he pegado 2 horas del Wario master of Disguise y ya me voy por el capitulo 3.
También he conocido a varios miembros de la familia de Borja, todos ellos muy majos.
Esto es vida...
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