sábado, 7 de junio de 2008

La Niebla de Stephen King 2008

Crítica enviada por James Cole:

La irremediable levedad del ser



Para cualquier director es una apuesta arriesgada siempre, pasar a la gran pantalla una novela del enigmático Stephen King. Frank Darabont ya tenía experiencia (La milla verde), y por lo tanto porqué no repetir diría el. Pues bien en mi opinión el experimento no le podría haber salido mejor. La sinopsis sin dar muchos rodeos nos cuenta como una serie de personas quedan encerradas en un pequeño supermercado, debido a una extraña niebla la cuál les impide salir al exterior, ya que ocurren terribles consecuencias sobre quien se atreve a atravesar dicha niebla. El punto de partida ya de por sí es bastante, difícil de digerir, ya que el argumento principal de no haberse sabido llevar no habría dado más que para un corto. Sin embargo, la película no se centra exclusivamente en lo que ocurre fuera, que tanto para los personajes como para el espectador es una incógnita, sino las reacciones que desata dicha catástrofe en el interior de dicho supermercado.



El señor Daramont (gracias eso si a la gran novela de King) ofrece al espectador una película cargada de tensión, cuyos personajes desatan lo mejor (en contadas ocasiones) y sobre todo lo peor del ser humano, con personajes variopintos, a los cuales se les otorga una verosimilitud digna de una trama no tan fantástica. Hacer real lo irreal. Aquí, señores no hay vacas sagradas. Nadie se libra del horror. El espectador en un principio no encaja, lo que ocurre al igual que los personajes. Poco a poco los personajes y el sufrido espectador van siendo testigos de la fatalidad que les espera, pudiendo hacer poco, y no conformes con ello, trasladan al interior del refugio esa agonía y desesperación en miedo, profecías y odio para más inri.



Todo este caos emergente es llevado con una sobriedad asombrosa por el director, con una fotografía lograda, planos muy descriptivos, actores solventes, y sobre todo, mezclando una serie de desagradables y terroríficas escenas (los bichos muy de serie B, por cierto), con la evolución de los personajes (alguno llevado al exceso eso sí), hasta la poderosa escena final, acompañando los últimos minutos del metraje con una música fabulosa del compositor Mark Isham. Aterradora. Todo un espectáculo. Si todo esto no consigue pegarte a la butaca, es que no estoy hablando contigo.


Puntuación: 8,5

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