martes, 4 de agosto de 2009

Aventuras de Failure en el Lejano Oriente

31 de julio 2009

Hoy nos hemos pegado 15 horas de aviones más sus respectivos transbordos, facturaciones y esperas.

Hemos viajado de Madrid a Pekin con Air China en un avión muy grande y el mas moderno que he cogido hasta la fecha: tenía en cada respaldo una pantalla plana y en ella podías oír música, ver películas (Transformers, 10.000 ac y otras que desconozco), conectar con una cámara que mostraba lo que había debajo del avión (despegue, aterrizaje, mares, ciudades, tundra, noche) y otro canal en el que te informaban del la posición actual del avión (trayectoria trazada y recorrida en directo, altura, velocidad, temperatura exterior, hora en destino, hora en origen, tiempo restante del vuelo, y todo tipo de datos interesantes e importantes en un vuelo de 11 horas y media). La comida ha estado sorprendentemente bien pero el asiento era dolorosamente incómodo, y en todo el avión hacia un frío pasmoso.

El siguiente avión que nos llevo de Pekin a Hong-Kong pese a ser mas limitado en capacidades, era mucho mas cómodo, temperatura correcta, mas espacio, sin bebes adorables pero ruidosos... Pero al ser un viaje de 3 horas y media, cuando empezabas a dormir te despertaban para el desayuno, o para rellenar los papeles de declaración de salud, o las turbulencias te sacaban del mundo de Morfeo.



Lo bueno es que he leído mas de 80 paginas de la novela de mi amiguísima L... digo Giselle Winchester, La Cruz De Santiago, y me está gustando tanto que tengo ganas de las mas de 30 horas de vuelo que tengo por delante para poder acabarlo.

Al llegar a HK nos recogió la familia de los Ma y nos invitaron a un refrigerio, nos compraron abonos de transporte, nos llevaron al hotel, nos cambiaron el dinero, nos dieron un largo pero divertido paseo en autobús de dos plantas por la loca y descomunal ciudad de rascacielos asiáticos por excelencia y nos llevaron a un restaurante especializado en pato. Allí conocimos a nuevos amigos de la familia y fui atiborrado de verduras y seafood (gambas, pescado, cangrejo) para compensar mi herbivorismo por una divertida mujer y su gracioso hijo. Cuando creía que moriría de explosión de comida trajeron unas bandejas de frutas riquísimas que entre los dos me obligaron a acabar. Creía que iba a estallar, pero estaban deliciosas, naranja, papaya, melón y una fruta parecida al kiwi, pero mas grande, nada ácida y blanca. No me quedé con el nombre pero estaba riquísima.

Tras pasear un poco volvimos al hotel en un mini autobús conducido por un loco acelerado, y entre los cabezazos de sueño y las alucinaciones auditivas, aparecimos en el hotel a las 21.30 hora local. Una reparadora ducha después me pongo a contarlo todo ya que parece que hoy el plan no es dormir. Son las 23.15 y Mónica y su hermano David están haciendo cosas de honkoneses en honkones en la pequeña habitación para 2 que será ocupada por 4 y quieren que reemprendamos la marcha al aeropuerto a las 3.30 am hora local, para partir hacia Shanghai e iniciar la semana turística que tanto aguardo.

Si mañana tengo ocasión, seguiré reportando, y cuando consiga una maldita wifi gratuita lo publicaré o atenderé el correo, que ya me muero de ganas.

Nos vemos en Shanghai!!

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