Creador: Aaron Korsh
Reparto: Gabriel Macht (Harvey Specter), Patrick J. Adams (Michael "Mike" Ross), Gina Torres (Jessica Pearson), Sarah Rafferty (Donna Paulson), Rick Hoffman (Louis Litt), Meghan Markle (Rachel Zane)
País: EE. UU.
Mike es más que un chico listo. Su cerebro no sólo le permite comprender a la primera cualquier texto, sino que lo memoriza por completo. Sin embargo pasa los días sin preocuparse del futuro, haciendo exámenes por encargo y fumando hierba, hasta que su abuela se pone enferma y tiene que conseguir dinero. Su amigo Trevor le ofrece pasar un maletín de marihuana sin saber que la policía anda detrás de su proveedor, y sólo la suerte hace que Mike pueda salir huyendo.
En el mismo lugar, un abogado llamado Harvey Specter está entrevistando candidatos para un puesto de asociado personal en su bufete. La tarea no le hace ninguna gracia, pues es un hombre acostumbrado a ganar y a hacerlo solo. Pero Mike acaba por casualidad en su oficina y le impresiona con sus conocimientos y desparpajo. Mike no tiene título, pero Harvey Specter no está acostumbrado a que cualquier minucia se interponga entre sus deseos y él, así que lo contrata bajo la condición de que nadie se puede enterar de que no estudió en Harvard ni en ninguna otra universidad...
A veces tardamos en descubrir una buena serie por pura dejadez. Esta llevaba esperándome en Internet un par de años y no hacía más que pasar por delante sin detenerme. "Hm, otra serie de abogados... mentor y protegido, uno aprende del otro, blablabla...". No me decidía a verla por la misma razón por la que un día me decidí, es decir, ninguna. Y...
¡Buena decisión!
Fuera de que SÍ es una serie de abogados, de que SÍ hay un mentor y un protegido y de que SÍ aprenden uno del otro, no estamos ante una serie de clichés. El protegido no es un listillo insolente que tiene que aprender a ser humilde, sino un chico ingenuo y buenazo al que todo el mundo le da sopas con ondas cuando no se trata de teoría; el mentor, por su parte, no es un taciturno paternalista que necesita sangre nueva para recordar cómo se disfruta de su trabajo, sino un hombre comodísimo consigo mismo, con una vida tal y como le gusta y que se lo pasa bomba con lo que hace.
Tampoco tiene el argumento habitual. O eso creo, porque no soy muy aficionada a series de abogados, pero esta es la primera que veo donde no están especializados en lo criminal sino probablemente en la rama más demonizada del Derecho: la corporativa. La firma Pearson Hardman se encarga de defender los intereses de las grandes multinacionales, y si alguna vez aceptan casos de oficio es simple y llanamente por motivos de imagen; cosa que a la jefa no le da vergüenza admitir y que a Harvey le da una pereza terrible, porque suelen ser simples y aburridísimos.
El cinismo de Harvey contrasta con la naturaleza empática de Mike, lo cual es motivo para que acaben chocando en todos los casos. Una vez más, la serie sorprende por su franqueza al no dejar que los frecuentes arrebatos de moralidad de Mike dejen sin palabras y avergonzado a Harvey, sino que éste le deja siempre claro que el trabajo que desempeñan es como es y que si no le gusta, ya sabe dónde tiene la puerta porque nadie le está obligando a quedarse.
Esto no quita que la relación con su asociado vaya poco a poco logrando que el intocable empiece a demostrar que no es tan frío como pretende, pues a lo largo de los doce episodios de la primera temporada ya vamos viendo que, bajo una fachada de amoralidad, es un hombre íntegro que valora la lealtad por encima de cualquier victoria. La prueba más evidente se encuentra en su relación con su adorada secretaria, Donna, la persona cuya opinión más valora en la vida y uno de esos personajes que suben el valor de cualquier serie.
Personajes. Sin duda donde suele estar el 80% del éxito en una historia y con lo que Suits lo clava. Jessica, la jefa y mentora de Harvey, es justa y casi maternal, pero también puede ser una zorra si se lo propone; Louis, socio minoritario de la firma, es un experto en finanzas con talento de sobra pero tremendamente inseguro, que se ve a la sombra de Harvey y a quien según le sople el viento odia o venera; Rachel es una auxiliar eterna aspirante a aprobar el examen de acceso a la carrera de Derecho, que empieza siendo una estirada para luego convertirse en la principal aliada de Mike y (naturalmente) su interés romántico; Donna es una secretaria eficiente más allá de este mundo, además de sarcástica, narcisista, metomentodo y fieramente leal; Mike es un superdotado con un gran corazón y totalmente perdido en un mar de tiburones; Harvey, un engreído acostumbrado a salirse con la suya imposible de no querer, sólo por lo que se ríe uno con él.
Quitando cuando nos fríen a lenguaje legal (doloroso pero necesario) los diálogos son dinámicos e ingeniosos, especialmente cuando intervienen Harvey o Donna, tremendo si la conversación es entre ambos. Las tramas son sencillos juegos de ajedrez donde las dos partes van moviendo pieza hasta que Pearson Hardman da el jaque mate, y las subtramas dedicadas a las relaciones personales aumentan el valor de los personajes mostrándonos poco a poco su naturaleza (en el caso de Harvey) y su evolución (en el de Mike), sin componentes folletinescos.
Lo mejor
Una vez más: los personajes y la riqueza con que los han construido, dándoles más que una carrera y un objetivo en la vida. Es cuando nos enseñan los pequeños detalles cuando los escritores nos acercan sus personajes, y ver manías y aficiones que podemos tener cualquiera de nosotros parece una tontería, pero no lo es. Además, me encanta que sean tan políticamente incorrectos como para que el pasatiempo preferido de Mike sea fumar hierba (hasta que tiene que dejarlo) o que tanto Harvey como Donna estén encantados de conocerse (a sí mismos) y lo demuestren sin complejos.
Los diálogos tienen cada punto que cuando menos se lo espera uno suelta la carcajada:
JESSICA: Los casos pro bono son para mejorar la imagen del bufete. Con esto hemos quedado como unos matones con el pobre taxista, ¿crees que así mejora nuestra imagen?
HARVEY: No voy a contestarte basándome en que no quiero.
Buena música. El score está bien, pero lo que más destaca son las canciones clásicas tipo James Brown.
Gran ambientación y vestuario, en cada escena se ve exactamente en qué círculos se mueven los personajes.
Un título sencillo e ingenioso (Suits = trajes/pleitos).
Gabriel Macht es que parece que ha nacido con el traje puesto, madre mía qué percha...
Lo peor
Los casos son sencillos, pero a veces ni se entienden, por eso al final quedan en segundo plano. Es el problema de que el derecho corporativo no trate de ¿A mató a B o no? sino de ¿votó de mala fe en la junta de accionistas por la salida a bolsa de los activos en la fusión de las sociedades... o noséqué?
Conclusión
Divertida e intrigante, un gran descubrimiento y algo por lo que esperar la temporada de verano, siempre tan escasa.
Mi puntuación: 8
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