Este formato, a parte del gran morbo que aporta al vendernos como una persona vive ciertas cosas que estamos acostumbrados a ver desde lejos, nos permite por primera vez observar desde dentro situaciones como la pobreza, la anorexia o las drogas. Al ser la persona que lo vive periodista y estar elaborando un trabajo sobre las situaciones y sentimientos que cada situación produce, es una gran manera de conocer ciertos aspectos de la sociedad, de la vida o de las personas desde un punto de vista mas realista o cercano.
Habiendo pasado 21 días viviendo en la calle, 21 días sin comer, 21 días fumando porros y 21 días viviendo en una chabola para mayo a la pobre Samanta le toca un trabajo algo mas agradable, pasar 21 días dedicada por completo al culto al cuerpo.
Es fácil simpatizar con la periodista, dado que no solo habla de las cosas, las vive, y se ve en situaciones extremas pero que con profesionalidad nos relata o muestra la experiencia.
Periodísticamente creo que es un trabajo duro pero muy interesante, una oportunidad única para alguien que ha decidido que su profesión sea transmitir información. Y a mi me encanta verlo, transportarme a esa situación y aprender de ella tanto como pueda.
¡Animo Samanta!
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